Porque el otro color es el marrón del polvo omnipresente y de la tierra desbrozada.Es el color del hombre, la marca de su huella que transforma el lugar en el que pasa en tierra del hombre.
El barrio en el que vivimos, entre el aeropuerto y la capital, da la impresión de esta haciéndose desde hace veinte años... Si se deja de prestar atención al idioma y al color de la piel uno podría dudar de si está en Molinos o cerca de Chuquibambilla, en una barriada de invasión de Sao Paolo o en los suburvios chabolistas de Madrid.
En unos y otros el hombre trata de construirse una casa como puede; si puede más la protege y la blinda con muros altos y alambre de espino; y si no puede apenas nada en cualquier cuneta o esquina se detiene a vender lo que pueda.... agua, aluminio, ¡qué se yo!
Estas imágenes son de media hora de paseo al rededor de la casa que nos hospeda. Nuestra casa es diferente del resto del barrio, algo que es demasiado frecuente en la vida religiosa. Nosotros harems nuestro capítulo bien protegidos, con vaya y muro
Una cosa es entrar en la casa, pero en cuato sales, la imagen es otra completamente distinta...
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