sábado, 17 de septiembre de 2016

Primeras impresioes

Lo primero que me ha llamdo la atención ha sido el verde.  Es verdad que hacía mucho que no viajaba a zonas tropicales, y hombre de secano como soy tengo dificultades en enteder que haya humedad sin ríos o mares muy cercanos. Aquí todo rezuma vida y todo es verde y grandísimo. De hecho los colores se dividen en innumerables tonos de verde y multiples tonos de ocre.

Porque el otro color es el marrón del polvo omnipresente y de la tierra desbrozada.Es el color del hombre, la marca de su huella que transforma el lugar en el que pasa en tierra del hombre.

Quizás ese contraste sea mas claro en el momento en el que uno se tropieza con la civilización que parece casi provisional. Los caminos que aún no han sido asfaltados (ni en ocasiones ni siquiera allanados), los bloques de cemento delimitando propiedades, las cunetas convertidasen improvisados centros comerciales...

El barrio en el que vivimos, entre el aeropuerto y la capital, da la impresión de esta haciéndose desde hace veinte años... Si se deja de prestar atención al idioma y al color de la piel uno podría dudar de si está en Molinos o cerca de Chuquibambilla, en una barriada de invasión de Sao Paolo o en los suburvios chabolistas de Madrid. 

En unos y otros el hombre trata de construirse una casa como puede; si puede más la protege y la blinda con muros altos y alambre de espino; y si no puede apenas nada en cualquier cuneta o esquina se detiene a vender lo que pueda.... agua, aluminio, ¡qué se yo!









Estas imágenes son de media hora de paseo al rededor de la casa que nos hospeda. Nuestra casa es diferente del resto del barrio, algo que es demasiado frecuente en la vida religiosa. Nosotros harems nuestro capítulo bien protegidos, con vaya y muro


Una cosa es entrar en la casa, pero en cuato sales, la imagen es otra completamente distinta...


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