jueves, 15 de septiembre de 2016

Decíamos ayer....

Muchos agustinos, sobre todo españoles, soñamos con la posibilidad de poder usar el "decíamos ayer" con plenitud de sentido. Es casi un guiño providencial que el último capítulo terminara un 14 de septiembre y sea precisamente un 15 de septiembre cuando inicio una vez más mi participación en un Capítulo General (y la comparto con vosotros)

Con un poco de imaginación se puede ver que escirbo desde un aeropuerto. Es Heathrow donde estoy pasando una escala mas larga de lo previsto (un día más larga para ser exactos). He salido antes de tiempo para llegar a Nigeria un par de días antes por si hay trabajo que adelantar y para estar seguro de estar descansado y listo el domingo 18 que comenzamos el Capítulo General Intermedio 2016

¿Y qué es un Capítulo General Intermedio (un CGI)? ¿Y por qué hay que ir a Nigeria con lo cerquita que está Guadarrama? En el próximo post os lo cuento con calma... Digamos que a mitad del periodo de seis años es bueno hacer una parada para reflexionar juntos sobre cómo se va desarrollando el programa del capítulo anterior.

Mi viaje al Capítulo está siendo accidentado. En parte por una obsesión de no llegar tarde y sin las tareas sin hacer y en parte por la promesa de darme un garbeo de dos días por Joss decidí salir dos días antes de lo estrictamente necesario. Lo que no podía preveer es que la Providencia tenía previsto un test de paciencia y de alegria perfecta.... Salí de casa casi una hora tarde por eso de no contradecir al Prior en lo de "¡Va! Si el aeropuerto está aquí al lado...".. llegué al embarque por los pelos pero sin tiempo de "coger provisiones".... Tampoco parecía tan grave a las cuatro de la tarde, recién comido y con la perspectiva de que en el vuelo nos darían de cenar.
hasta las
La priemra parte, Madrid-Londres, fue excelente. Uno de los aviones más modernos, sitio suficiente para no tener que ir amontonados.... Parecía que el viento iba a soplar fuerte en las velas....Pero la llegada a Londres empezó a arrojar dudas sobre el viaje. Cuatro horas antes del despegue el vuelo a Nigeria ya tenía hora y media de retraso....

Como el objetivo de este año es acercarnos a los más desfavorecidos (acompañar y levantar) decidí que podía chulear un poquitito y evitarque los ingleses me robaran mis euros... total, en el avión te dan de cernar. Y ese fue el mantra que me repetí hasta las nueve que era eel embarque...y seguí con el hsta las diez, las once, las doce. la una.... que fue cuando nos dijeron que el avión no saldría esa noche, que salía al día siguiente - por hoy - a las 21,30; y que además a esas horas ya no había ni hoteles ni nada... pero que podíamos coger unas bolsitas de patatas y un poquito de fruta.

Perfecta Alegría.... Serenidad.... Paciencia.... Aunque más bien fue mirar a las familias con niños pequeños que volvían a su tierra, o el ver la creciente furia de mis compañeros pasajeros africanos aglutinarse poco a poco en tribu y aprovechar la herencia genética de años de explotación por el hombre blanco, algo de eso debió ser lo que me hizo llenarme de una alegría tremenda, tal vez imaginando al comandante haciendo frente a esa improvisada tribu africana o quizás al darme cuenta de mi suerte... No tenía niños ni ancianos a mi cargo, ni podía perder el trabajo al dia siguiente. Sólo tenía que pasar la noche en el aeropuerto, que está cubierto, protegido y con conexión wifi y puestos de recarga del teléfono.... Realmente era una contrariedad menor.

Mi whatsapp no dejaba de pitar con muestras de ánimo, comentarios jocosos y útiles sugernecias (curioso que al llamar al teléfono de Iberia me contestara una banca online) Todos vamos intentos y buenas intenciones ante un personal de tierra desbordado por el problema, por la hora y por la ausencia de responsables.... "les acomodaremos en el aeropuerto" fue todo lo que eran capaces de decir.

Tres escenas se me grabaron de esta noche. La priemra fue la cólera de la turba, la frustración que se hace voz sonora y luego se agrupa para volverse turba que aterra a una pobre "conserge en traje de azafata" que ni tenía la culpa de nada ni podía hacer nada, más que llamar a la policía que dejó caer la amenaza de detenciones. La cólera se escuda en la frustración para disfrazarse de justicia.

La segunda escena era una madre que recogía algo de fruta y agua para su hijo de apenas cuatro años al que le trataba de explicar que hoy tocaba dormir en el aeropuerto, porque la frustración también puede revestirse de resolción y servicio  (eso sí, al lado estaba el occidental que, delante de mís narices, arrampló con toda la caja de cocacolas con el gesto de "si no vuelo, al menos arramplo con todo").

Y la tercera escena fue el camino por los pasillos del aeropuerto, guiados y casi empujados por el personal de tierra para hacer que saliéramos a la calle, volviéramos a entrar y fuéramos problema de otro y de otro día. Me venía a la mente Tom Hanks atrapado en la Terminal de Nueva York, hasta que llegamos a la cinta de equipajes y escuché en un dulce inglés algo así como "no se preocupen, dejen sus equipajes, asegurense de que tienen el nombre bien puesto, nosotros nos ocuparemos, no se preocupen por los equipajes" Aquella montaña de maletas tenian esa mirada huérfana que he visto en las maletas abandonadas en los campos de Dachau, Treblinka y Auswitch siempre esperando a dueños que nunca volverían.

El objetivo de mi provincia para esta año es "estar" con los últimos. Y os confieso que mientras acariciaba mi pasaporte europeo sentia la punzada de soberbia de no tener por qué ser el blanco en este rebaño de negros; la peligrosa convicción de creer que si en lugar de viajar a Africa el uelo viajara a Nueva York, Tokio o Sidney no estaria compartiendo la incomodidad de las sillas y los suelos del aeropuerto sino confortables camas de hotel. Y entre el cansancio la herida del pecado original me hizo imaginar que a ningún general o provincial le sucederían estas cosas....  Y sólo entonces me di cuenta de una cosa.... estaba cansado, y cuando a las cinco de la mañana comprendí que no llegaría a Abuja a las cinco estaba también contrariado, pero ni colérico, ni frustrado ni agresivo ni deshumanizado. Simplemente cansado y sin volar, eso era todo.

Y di gracias, gracias porque aunque aún no perfecta, la Alegría sí parece que ha venido a plantar su tienda junto a la mía.

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