martes, 11 de septiembre de 2007

Con la mirada puesta en el horizonte

Hoy hemos tenido otra de esas sesiones matinales "matadoras", para discutir sobre las perspectivas de la acción externa de la Orden (ayer se reflexionaba más sobre la vida interna de la Orden)... no sé si en el debate de la tarde habrá algo reseñable.
Pero esta mañana ha pasado algo "peculiar" (vamos, poco común). Algo que, como ya es bastante frecuente, me hace recordar que esta Orden camina con paso seguro en el siglo XXI más que arrastrar la memoria del siglo XIII (fíjate que basta cruzar los palitos "II" para tener la "X")

Pues eso, que estamos "ajustando" el siglo XIII al XXI, y lo hacemos con un "vigía" que nos está dando pistas.... y que atiende al nombre de Roberto. Hoy ha tenido una mínima intervención, al comienzo... y ha sido genial. Nos ha pedido que reflexionemos sobre quiénes serían los mejores asistentes (nombre de los consejeros) para llevar adelante el proyecto planteado para los próximos seis años.

Mi Hermanos aquí me dicen que me tomo las palabras muy muy en serio (en cierta medida, mi profesión es prestar extrema atención a "la" Palabra). Así que cuando un Prior General "pide" algo, no sólo me quedo un poco con el pie cambiado, sino que me entran unas ganas locas de ponerme a su disposición. Para los que no estéis acostumbrados a esto de la gestión de una Orden, los Generales no tiene por qué pedir, les basta con decir lo que hay que hacer.

Y esto ha sido lo que nos ha pillado a todos "descolocaditos". Normalmente (vamos, creo que esta es la primera vez) los Generales y los Provinciales escogen a su equipo de gobierno según su santo criterio (vamos, según les parece) y presentan una terna (es decir, tres nombres) para que el capítulo escoja uno de esos tres. Vale, pues Fray Roberto va y con esa cara de adolescente en pícara acción nos pide que recemos y pensemos quiénes pueden ser los asistentes del General. ¡que nosotros le digamos quienes son los más adecuados!

Así que se ha creado una pequeña situación de "desconcierto". Me explico. Alguno de nosotros (y seguro que alguno de vosotros....) hacíamos cábalas sobre quiénes serían los escogidos del General para el consejo, si serían amigos suyos, frailes conocidos o desconocidos, si sería ese con el que ayer le vimos paseando después de la sesión de trabajo.... ¡y va el tío y nos descoloca pasándonos a todos la pelota!. Ya no está nada claro aquí quién es el que gobierna y quién el que sirve.....

Lo dicho, esta Orden camina por el siglo XXI como por su propia casa

1 comentario:

Anónimo dijo...

Si la viuda de Sarepta, como nos decías ayer, es quien da de comer al hambriento, con lo poco que ella tiene, y el Prior General ante los hermanos, es un icono vivo y verdadero de amor, formado por piedras vivas, seamos también -no sólo hoy, sino siempre- ese resplandor vivo del amor que vela por todos los hombres y mujeres del mundo.
Conozco la canción de Silvio, una de las estrofas dice así:

Creí que nadie estaba,
que nada respondía,
pero el amor velaba todavía...

Así que, a ser ese amor que vele, por siempre.
Gracias por volver pisando fuerte. Un abrazo.