Amanece. La luz va recreando todo, sacando de las sombras la verdadera naturaleza de las cosas. El sol refleja su propia luz en cada realidad del mundo y le otorga su color y claridad a su forma.
Es la fiesta de San Agustín y el primer día del Capítulo General. Nos hemos ido reuniendo Hermanos de distintos lugares del mundo durante los últimos tres días y hoy estamos listos para comenzar.
¿El ambiente? Bueno, hay muchos que vienen por primera vez lo que da un aire de novedad a cada saludo, y además hay más jóvenes que ancianos, algo poco habitual.
Los que llevan demasiados capítulos a sus espaldas comienzan a echar de menos las caras de los capitulares eternos... faltan nombres clásicos y han sido sustituidos por otros nuevos, Se palpa en el ambiente un cierto olor a impulso y cambio. Algo parecido al ozono cuando se acerca una buena tormenta de verano, como la que ayer recibió a parte del grupo español, que superó sin dificultad a los elementos.
En unos minutos tendremos una reunión de presentación, para explicar un poco de qué va esto y, sobre todo, para dar las indicaciones sobre la eucaristía de esta tarde. El obispo de Roma, nuestro Papa Francisco, ha tenido el detalle de aceptar la invitación de la Orden para presidir la eucaristía de inicio. Teniendo en cuenta que somos una Orden establecida (o mejor digamos organizada jurídicamente para no ofender a nadie) por expreso deseo de la Sede Apostólica, es un signo importante iniciar la actividad central de la Orden bajo la cariñosa mirada del sucesos de Inocencio IV y Alejandro IV.
Porque hicimos profesión de consagrarnos a Dios"para Buscar a Dios y Servir a la Iglesia"
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